Refranes y dichos más usados
A partir del listado de las expresiones presentadas a los informantes, los dichos y refranes tradicionales y populares más empleados fueron los siguientes:
Este refrán aconseja hablar de la falta cometida por alguien, pero sin revelar su nombre.
Este dicho hace referencia al comportamiento de las aves que, por desconfianza, ni bien ingieren el alimento, levantan vuelo. Esta expresión suele emplearse de diferentes maneras: referida a las personas que luego de una comida se despiden presurosamente o a aquellas que solo buscan una relación sexual y luego desaparecen evitando cualquier compromiso afectivo.
Esta sentencia con valor moral utiliza una metáfora -la mentira como una persona- para explicar que las mentiras no llegan lejos, porque tarde o temprano se descubre la verdad.
Este refrán se utiliza para poner en evidencia la similitud o semejanza entre el carácter y las aficiones de un hijo respecto de su padre o madre y deriva de la frase “Tal padre, tal hijo”, que se origina en la antigua Roma. Para expresar esta idea, la lengua española recurre a los fragmentos que se desprenden de la madera al ser trabajada, los cuales poseen el mismo color y textura que el tronco del cual provienen. Si bien puede utilizarse en sentido positivo y negativo, en general se impone este último, es decir, enfatiza rasgos negativos.
Variante de “A caballo regalado no se le mira el dentado”, “A caballo…no se le mira el diente”, A caballo…no se le ve el colmillo”. Este refrán -presente en varios idiomas- recomienda no ser muy exigentes con aquello que obtenemos gratuitamente. Su origen está relacionado con el método utilizado por los expertos para calcular con bastante aproximación la edad y el estado de salud de los equinos a través de la observación de su dentadura. Si bien este refrán se atribuye a San Jerónimo (342-420) – registrado en la introducción al Comentario a la carta de San Pablo a los efesios– se sabe que ya circulaba en la comunidad cristiana, al menos, desde antes del siglo IV.
Este dicho, que alude a una persona disconforme, se originó en la Antigüedad Clásica en la palabra “poronga”, que significa “ir por Onga”, dios griego de la meditación. En aquella época, se decía “no hay onga que…”, es decir “no hay Dios que te ayude” o “no hay Dios que te venga bien”. Más tarde, cuando llega a Latinoamérica se le agrega el prefijo “poro” (por). Actualmente, la referencia a la deidad ha sido reemplazada por la representación del órgano sexual masculino.
Este dicho hace referencia a la actitud provocadora de aquellas personas que coquetean y seducen a otras con el solo objetivo de satisfacer sus propios egos. “Calentar la sopa” es una variante utilizada en otras regiones.
Este dicho significa que una persona se equivocó al realizar una acción o se desubicó con una opinión inadecuada. Tiene su variante en México, donde se dice “mear fuera del hoyo o de la olla” y también es usado en otras regiones como Costa Rica y Uruguay.
Existe una gran variedad de expresiones utilizadas con el mismo sentido: referirse a una persona que realiza comentarios sin razonamiento, que hace o dice cosas fuera de lugar y, también, a quienes tienen cierto déficit cognitivo: «No tiene los patitos en fila», “Le falta algún jugador”, “No tiene todos los caramelos en el tarro”, “Le falta un tornillo”, etc.
Este dicho deriva de la costumbre criolla del asado. El término “asador” hace referencia tanto a la persona que se ocupa de asar la carne como al lugar donde instala la parrilla para tal fin. El asador -en su primera acepción- coloca gradualmente sobre la parrilla los distintos cortes según su tiempo de cocción y la intensidad del fuego. Así, poner toda la carne al mismo tiempo, literalmente, entraña el riesgo de que parte del asado se queme y, en sentido figurado, significa el riesgo de pérdida al utilizar todos los recursos disponibles para lograr algo.